A menudo, y según vamos cumpliendo años, el cuerpo, y también la mente, nos va enviando señales, en un principio en forma de molestias que a veces van evolucionando a dolor, llegando a convertirse en crónico, obligándonos incluso a tener que recurrir a tratamientos farmacológicos para poder llevar nuestro día a día.
Por distintas causas, desde nuestra postura “heredada”, los hábitos de vida, prácticas deportivas, trabajo, sedentarismo, estrés…se producen desequilibrios en las distintas estructuras corporales, haciendo que unas trabajen de más y otras se debiliten, siendo frecuentemente el origen de esas molestias.
A lo largo de los años de trabajo me he encontrado con alumnos que han ido normalizando estos dolores, considerándolos “achaques” propios de la edad, normalizando el hecho de tener que tomar analgésicos y antinflamatorios de manera sistemática, así como tener que acudir al fisioterapeuta de forma regular para poder llevar una vida normal…con trabajo y constancia, gracias al ejercicio, ahora disfrutan de tener un cuerpo sano, incluso teniendo patologías, y una vida MEJOR Y MAS FELIZ.